«El sol abruma la ciudad con su luz recta y terrible; la arena deslumbra y el mar brilla. El mundo estupefacto se desploma en una siesta, una muerte sabrosa en la que el durmiente medio despierto saborea la voluptuosidad de su propia aniquilación.»

«El sol aplasta la ciudad bajo su luz directa y terrible; la arena deslumbra y el mar resplandece. El mundo estupefacto cae y está durmiendo la siesta, una sabrosa muerte en la que el durmiente, medio despierto, saborea los exquisitos placeres de su propia aniquilación.»

(Baudelaire – La belle Dorothée)